jueves, 30 de agosto de 2012

Uno propone y Dios dispone!



Cuando era niño, junto a mi familia vivíamos cerca de la parroquia de San Carlos Borromeo, mi hermana y yo estudiamos en la escuela parroquial con las Hermanas de las Escuelas de Notre Dame, una congregación fundada en Alemania.  Al terminar los estudios en la escuela, fui al liceo municipal para enseñanza media.  Ahí, mi interés en música me dejó bien ocupado con el coro, la banda y la orquesta del liceo.
Fue más o menos en 5º o 6º básico cuando empecé a pensar en la posibilidad de ser sacerdote, pero también quise ser profesor.  Las hermanas en la escuela sospecharon esto, y al fin del año de 8º básico, la Superiora, que era nuestra profesora me pasó un tríptico de la Congregación de Santa Cruz, y me dijo: “Esto te puede interesar.”  Un par de años después, escribí a la Congregación y un sacerdote de la Universidad de Notre Dame vino a visitarme cuando estaba en 4º año Enseñanza Media.  Así, después de la graduación del liceo, entré a la Universidad de Notre Dame y al postulantado de la Congregación en Septiembre de 1952.  El año de postulantado pasó muy rápido, y en agosto de 1953 entré al noviciado en Jordan, Minnesota.  Terminado el año del noviciado, pronuncié mis primeros votos el 16 de Agosto de 1954, y volví al Seminario Moreau en la Universidad de Notre Dame, para continuar los estudios de filosofía en la Universidad.
Antes de terminar la Universidad, el Superior del seminario nos llamó para preguntarnos nuestra preferencia para estudiar teología: Washington, D.C., Francia, Roma o Chile.  Yo puse en orden: Chile, Francia, Washington.  Me mandaron a Washington.  Y ahí fui, para cuatro años de teología en Holy Cross College, Washington, D.C.  Pero antes de salir de Notre Dame, para Washington, pronuncié mis votos perpetuos en la Congregación en 1957.  Cuatro años de teología en nuestra casa, y educación musical en la Universidad Católica de los EE.UU. durante los veranos.  Me faltaba un semestre de educación musical cuando terminé teología y volví a Notre Dame para la ordenación sacerdotal el 7 de junio de 1961.  Ese verano de 1961, como sacerdote recién ordenado, me mandaron a Austin, Texas, para ayudar en la Catedral de St. Mary, y en agosto, tenía que volver a Notre Dame, donde viví en una de las residencias de los estudiantes como capellán de la residencia, y estudiando algo de consejería y psicología. 
En la primavera de 1962, el Superior Provincial me llamó y preguntó si todavía me interesaba ir a Chile.  Le dije que sí, y llegué a Chile un par de meses después, el 3 de julio de 1962, para hacer clases de música en el Colegio Saint George.  
Cuando llegué al Colegio, descubrí que la necesidad que tenían para un profesor no era para música, sino para inglés.  Así, el día después de llegar, sin hablar nada de español, entré para hacer dos horas de inglés en cada uno de tres cursos de segundo año humanidades (ahora 8º básico), más una hora cuidando la sala de estudio, para terminar el día cuidando a los alumnos castigados por haber hablado castellano durante el día (por reglamento tenían que hablar inglés todo el día entre ellos mismos, incluyendo los recreos).   El castigo siempre era memorizar un poema en inglés que estaba designado para ese día, y recitarlo correctamente para poder salir.  Todavía no estoy seguro a quién estaban castigando realmente, a los alumnos o a la persona que tenía que cuidarlos y escuchar a cada uno de los alumnos recitar el poema, una y otra vez, hasta decirlo correctamente.
El Padre Gerardo Whelan,CSC era el Prefecto a cargo de la disciplina, y decidió establecer el Colegio como Colegio Experimental.  Organizó un comité de profesores para preparar los planes y programas para el Colegio, y me nombró secretario del comité.  Después de tener todo listo y aprobado por el Ministerio y el Congreso, él fue mandado a los EE.UU. para estudiar en la Universidad de Chicago, y me dejó a cargo de implementar el programa en el Colegio.  Así, de 1967 hasta 1970, asumí la posición de Prefecto en el Colegio.  Esto también significó trabajar en el traslado del Colegio de Pedro de Valdivia a Vitacura, donde está ahora.  Pero al terminar el año en 1970, yo salí de Chile para estudiar en la Universidad de Illinois, en Champaign-Urbana.  Pasé 6 años en la Universidad, estudiando Filosofía de Educación (ya no quise más administración después de los cuatro años de Prefecto en el Colegio).  Terminé un Masters en Educación y el Doctorado en Filosofía de Educación en esos seis años, y el Superior Provincial me pidió volver a Chile para asumir el “nuevo” colegio que la Congregación había aceptado en Santiago, el Colegio Nuestra Señora de Andacollo.  Ahí llegué como Director en marzo de 1977.  Y así, he estado en Chile desde esa fecha hasta ahora, en el Colegio Nuestra Señora de Andacollo, el Colegio Saint George, y cuatro años (1996-1999) como Maestro de Novicios de la Congregación aquí en Chile.
Es importante saber que, la Congregación de Santa Cruz no es una Congregación grande, con muchos miembros, pero logra trabajar en muchos apostolados diferentes y en muchas partes del mundo.  Espero que crezca en números, porque con este mismo espíritu de entrega en el trabajo, podría hacer mucho para el bien de la Iglesia en todas partes donde se encuentre.  Aquí en Chile, y en toda América Latina, hay muchas posibilidades y muchas necesidades para todos los que quieren entregarse a un servicio de los demás en el Espíritu.  El Señor nos pide a todos, sin excepción, a amar.  Y no sólo pide esto, nos lo exige, para nuestro propio bien y para nuestra salvación.  La mejor manera de mostrar el amor que uno tiene es entregándose a los demás en el servicio.
Me parece que todo lo que me ha pasado durante estos años en la Congregación demuestra la verdad del antiguo dicho: “El hombre propone, pero Dios dispone.”  Puede ser necesario cambiarlo un poco, pero el sentido es lo mismo: “El hombre propone, pero Dios, por medio de los Superiores, dispone”.

Padre Roberto Simon,CSC

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