jueves, 13 de septiembre de 2012

La Espiritualidad de Santa Cruz

A menudo se nos pregunta por la espiritualidad característica de la Congregación de Santa Cruz. Nos preguntan los laicos que colaboran en nuestros apostolados, religiosos de otras congregaciones y sacerdotes diocesanos, como también personas que simplemente tienen una cierta curiosidad al respecto. Y, a decir verdad, a veces nosotros en Santa Cruz también nos hacemos la misma pregunta; no porque no tengamos o no conozcamos nuestra propia espiritualidad, sino porque nuestro fundador, el Beato Padre Basilio Moreau, a diferencia de otros fundadores de familias religiosas que estructuraron una espiritualidad muy elaborada, nos legó elementos, piezas fundamentales de una espiritualidad que la Congregación misma y cada uno de sus miembros en particular debieran desarrollar y encarnar en la realidad que le toca vivir.

Esta libertad espiritual implica una gran responsabilidad y, a la vez, un peligro para los que nos unimos a la gran Familia de Santa Cruz, porque siempre es posible y existe la tentación de dedicar toda nuestra energía al apostolado al que hemos sido asignados y no desarrollar nuestra espiritualidad que convierte nuestros esfuerzos apostólicos en una vocación. Sin embargo, por otro lado, en el uso de esa libertad encontramos las riqueza de una comunidad llena de diversidad, donde nuestras diferencias son un don para ofrecer a los demás.

Una espiritualidad es, en fondo, el punto de partida desde donde uno empieza a caminar hacia el encuentro con el Señor, y la forma en que se hace ese caminar. Es la postura que adoptamos de cara al Señor. Es obvio que para todos los cristianos ese punto de partida, ese caminar y esa postura es el Evangelio. Sin embargo, el Espíritu a través de los siglos ha ido suscitando diversas formas de vivir y encarnar ese único Evangelio, formas que destacan y enfatizan ciertos elementos y valores del Evangelio, siempre dentro del contexto de su mensaje de salvación, sin que ninguna lo agote.

Nosotros en Santa Cruz distinguimos ciertos elementos fundamentales de la espiritualidad que nos han legado nuestro Padre Fundador y todos aquellos que antes que nosotros siguieron sus pasos; aquellos que nos invitan a vivir los cuatro pilares de nuestra espiritualidad de Santa Cruz:
* La Divina Providencia: Dios está siempre presente y actuando en el mundo.
* La Comunidad: No hay una auténtica misión en Santa Cruz sin comunidad.
* La Misión: Es necesario poseer un verdadero celo apostólico, un desea de hacer que Dios sea conocido, amado y servido.
* La Cruz, Nuestra Única Esperanza: Nuestra fidelidad a Dios, como la de Cristo, trae consigo dolor, pero nos conduce a la resurrección y nueva vida.

Por último, lo importante para nosotros es dedicarnos con ahínco a la construcción de nuestra espiritualidad, nuestro camino hacia el encuentro con el Señor.

Padre Roberto Gilbo,CSC
Párroco
Parroquia Nuestra Señora de la Merced / Calle Larga


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